Quizás porque nos andaba rondando tan temprano, le fuimos perdiendo miedo a la muerte, y nos refugiábamos en el amor de los compañeros. No era un enchastre de besos y abrazos pero sabíamos que ellos estaban. Era la certeza que nos sostenía en tiempos tan amargos. Esa mirada que nos salvaba de los pequeños naufragios en noches de angustiosa vigilia. Esa palabra que nos aferraba a la vida. Éramos tan jóvenes, aerosol en mano, volantes en el aire, asambleas y pintadas clamando libertades. Éramos tan frágiles, blancos móviles, pichones acechados por las aves carroñeras a bordo de los Falcon de colores, futuros desaparecidos, chupados por la negrura húmeda de una madrugada. Éramos tan viejos como los dolores de los fusilados de cada rincón de la historia.
TRELEW era ejemplo, era faro que alumbraba resistencias a pesar de las balas y el frío intensos, era memoria que empujaba hacia adelante, para salir del barro, para derribar las murallas verde oliva. Fue también, prefiguración del terror que arrasaría todo, pero no había manera de saberlo en medio de las urgencias de la batalla. Y aunque la intuición avisara, no íbamos a bajar los brazos.
Por eso, un 0800-canalla que propuso el intendente Mauricio Macri para denunciar a los jóvenes que hacen política en las escuelas de la democracia, es una afrenta a cada uno de los compañeros que padecieron martirios insondables, es una patética reivindicación del terrorismo de Estado, una abyecta chapucería neoliberal, un mamarracho de la mercadotecnia tilinga, una burla de los promotores de la antipolítica a las luchas y esfuerzos de todo un pueblo que quiere sembrar mañanas fértiles, futuros impensados hace 40 años.
Ellos sonríen, siguen en nosotros, tan jóvenes tan sabios, alumbrando el camino...
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