Según consignó Tiempo Argentino, para Carlos Oviedo, las empresas que manejan el mantenimiento general de los hospitales de la Ciudad dan cuenta de una figurita repetida: "Son contratos enormes que se van renovando a los mismos grupos de siempre".
CARLOS OVIEDO es médico psiquiatra, sanitarista, diplomado en Salud Pública y ex director de los hospitales Ramos Mejía y Gandulfo.
"En el caso de Nicolás Caputo –agrega–, este amigo de Mauricio Macri maneja casi 700 millones de pesos por trabajos adjudicados a su grupo SES SA. Y otro caso interesante es el de Patricio Farcuh, que a los 21 años empezó a manejar empresas de limpieza de hospitales y hoy, con 34, es dueño de un grupo que llegó a comprar OCA. Dicen que tiene vinculaciones con Hugo Moyano."
–¿Cómo organiza la Ciudad el trabajo privado en los hospitales públicos?
–Estamos frente a un entramado que tiene una misma matriz de expoliación. Planobra SA, por ejemplo, se encarga del Hospital Elizalde, pero además figura junto con SES SA en la limpieza de las estaciones del Metrobús sobre la 9 de Julio. Cada una de esas bases le cuesta al Estado porteño 31 mil pesos mensuales. En total, por los tres corredores, la Ciudad paga 60 millones de pesos. Entablamos una denuncia donde planteamos la violación de la Ley 4895 de Ética Pública, y señalamos como uno de los responsables de estos manejos a Edgardo Cenzón, en su calidad de titular de Ambiente y Espacio Público, y organizador junto con Caputo de la cena en la que Macri juntó fondos para el PRO.
–Cenzón también fue clave en la concesión de la recolección de residuos.
–Claro, cuando encabezó un negocio que en diez años significará un desembolso para la Ciudad de 30 mil millones de pesos. Por eso digo que todo está entrelazado, y una muestra es cómo el PRO decidió manejar el tema medicamentos. Hoy, la compra ya no la tramitan los hospitales, sino que se encuentra centralizada en dos droguerías, Pregón y Comarsa. Con la empresa Ocasa encargándose de la distribución general, desde su depósito de 8000 metros cuadrados de Barracas. Esto evita una metodología que en el Gandulfo denominamos "farmacia clínica".
–¿De qué se trata?
–Impide el trabajo en equipo, en el que deberían intervenir el tratante de un paciente y el farmacéutico, con el uso de protocolos internacionales y de la medicina basada en la evidencia. Eso, la consulta y el estudio, es la mejor manera de enfrentar a las patologías, y de ver la relación entre costo y efectividad de una droga. Macri delegó la salud en los privados, que en la actualidad deciden cómo estoquear y distribuir dosis, en lugar de hacerlo los médicos.
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