Hoy, 17 de octubre, se conmemoran 70 años del día en que los trabajadores de todas las ciudades del país salieron a las calles a pedir por la liberación de su líder, el coronel Juan Domingo Perón.
Era 1945, gobernaba el país el militar Edelmiro Julián Farrell, quien veía con desconfianza el ascenso de Perón entre las clases trabajadoras desde su llegada a la Secretaría de Trabajo y Previsión Social. El coronel Perón había promovido algunas mejoras a la situación de los trabajadores y se ganó la simpatía de miles y miles de argentinos.
Perón era peligroso para los sectores del poder económico, social y militar, entonces, es detenido y enviado a la isla Martín García. La noticia corrió rápido entre los trabajadores que 5 días después llegarón hasta la Plaza de Mayo para crear una de las postales más famosas del país: «Las patas en las fuentes».
¿Quién creó esa frase?
Leónidas Lamborghini criticaba la actitud monológica de los poetas líricos, que no daban cabida al otro en su mundo poético. Proponía una poesía plural y democrática, que reflejara la sensibilidad del pueblo. Dirigía su ataque contra el yo lírico narcisista, ese pequeño dios que se sentía la medida de todas las cosas. Su poesía paródica y antilírica buscaba rebajar al yo y exaltar al otro, que es la representación del pueblo. La poesía, para Leónidas Lamborghini, era un género que debía constantemente reinventarse a sí mismo, romper todas las expectativas del lector y los automatismos de la expresión. El buscaba transgredir los modos poéticos aceptados, y comprometerse social y políticamente con su tiempo. Era consciente que su poesía política, como lo fue la gauchesca en su momento, era una respuesta a una nueva situación popular.
En «Las patas en las fuentes», publicado en 1965, Lamborghini reunió y refundió sus primeros libros: El saboteador arrepentido, de 1955, y Al público, de 1957, y agregó nuevos textos. El libro es un extenso poema de 80 páginas, dividido en dos partes. En la primera parte aparecen los monólogos de “El solicitante descolocado” y “El saboteador arrepentido”. Posteriormente, en 1971, el poeta integró Las patas en las fuentes al libro El solicitante descolocado, incluyendo además una versión muy simplificada de La estatua de la libertad, de 1967, y el libro, Diez escenas del paciente, no publicado previamente.
Leónidas Lamborghini buscaba crear una síntesis poética, y produjo un texto-rizoma que se extendía en el tiempo e iba cambiando de forma. Yo me detendré en los que son, considero, los momentos más políticos de esta obra. El poema «Las patas en las fuentes» (cuyo título alude a uno de los episodios de la historia del Peronismo que resultaron más traumáticos para la burguesía nacional: la marcha espontánea del pueblo peronista, que el 17 de octubre de 1945 fue hacia la Plaza de Mayo, para pedir por la liberación de su líder encarcelado, y se lavó “las patas” en las fuentes de la plaza) abre con una situación de enunciación inesperada en la poesía de su época: uno de sus personajes, el “solicitante descolocado”, ruega a su “vena poética” le permita encontrar su voz para cantar. El personaje se encuentra (a diferencia del gaucho de Hernández, al que este comienzo alude) en el mundo urbano, en Buenos Aires, donde hay “problemas de estado”, y se detiene a “averiguar antecedentes”.
...Me detengo un momento
En el país de los países
de las maravillas
la izquierda es la derecha
lo blanco es negro.
- Es éste el país
equívoco del equívoco
de los equívocos
pregunté.
- No obstante
trata de dar
los pasos necesarios
y salgo
y entro
pero no sé
si estoy entrando
estoy saliendo
y hay que bajar
para subir
y si es que sube
baja
y salgo
y entro
y doy tres pasos
adelante
y estoy atrás
y atrás
se está adelante
y nunca
vuelvo al mismo lugar. Nunca
pero se vuelve
siempre
siempre
y salgo y entro y salgo y entro
con la cabeza
del juglar
a la que el sol
golpea y golpea
Al paso
al paso
- Generaciones y generaciones
jodidas por la estética
cometida
con premeditación
dijo el que estaba desde la barricada
haciéndola
detrás
jodidos y jodiendo
a los demás
por dorar demasiado
la píldora
por eso
a no “poetizar”
ya más
lo podrido
está podrido
lo enfermo
está enfermo
no digo
no
quedar en la puteada
gritó
el que estaba desde la
pero sí
que hay que acabar
con el miedo
a pegar el cascotazo
dijo pegando el
lanzando un
Habla
Di tu palabra
v si eres poeta
“eso”
será poesía
que tu palabra
sea irrupción
de lo espontáneo
que lo que digas
diga tu existencia
antes
que “tu poesía”
Que tu ritmo
sea
pulso de la vida
antes que un elemento
de la música
gritó
arrojando otro
pegando
que tu verso
dé la vida
antes que su comentario...
Beatriz Franco vivio el 17 octubre de 1945
Ella era muy joven, vivía en un barrio obrero, alegre y solidario, trabajaba y pensaba en el bienestar de todos quienes la rodeaban. Ese día, llegó caminando junto a miles de argentinos. Beatriz Franco estuvo ahí. Sintió emociones que nunca más la abandonaron... era el 17 de octubre de 1945
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