El padre de un gran amigo,
habló de Jacinto Oviedo,
fue un peronista sin miedo
con un siglo por testigo.
Nunca aflojó, ni un instante,
sus reflexiones alumbran
mientras algunos se encumbran...
su visión va hacia adelante.
Una Patria para todos
proclamó este dirigente
que está vivo, aquí, presente,
indicándonos el modo.
Del futuro, visionario,
militante de amplitud;
la paciencia, gran virtud
de este revolucionario.
Ni la más cruel dictadura
pudo con su convicción,
el dolor del corazón
no derrotó su alma pura.
Pureza fortalecida
en la lucha popular,
en resistencia sin par
que sus raíces no olvida.
Sus hijos Pedro y Patricia
con Don Jacinto iluminan
sueños que en Carlos germinan
en acción por la justicia.
Heredero de valores,
de su mirada serena,
Carlos Oviedo, no hay pena
más fuerte que tus amores.
Carlos, la continuidad
de una historia familiar
que admiro por ejemplar,
de altruista honestidad.
Un militante, un maestro
de esperanza indestructible;
Don Jacinto, imprescindible,
bien argentino, bien nuestro.
Beatriz Villar
(25-5-2014)
Donde quiera que este Don Jacinto, vaya mi abrazo peronista. Tuve el placer de conocerlo
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